Es un auténtico rincón, y como tal, muy pequeño, escondido y muy singular. Apacible al mismo tiempo, mas cual ventrículo de la ciudad, está situado a escasos pasos de la Iglesia del Salvador -la que fue en su tiempo mezquita musulmana- inmerso en el centro histórico, pero que al ocupar un lugar inadvertido al caminante en su callejeo por la ciudad, éste, ignora de su existencia por la pequeña relevancia de una calle que por si sola evoca la soledad.
Calle recoleta y de corto trayecto, se abre a mitad de su camino una plazoleta que pese a su sencillez se adorna con la presencia de un pozo seco de elegante prestancia en el centro de nuestro rincón, con su toque de gracia, a la vez que de sorpresa.
Si desde el Puente de la Trinidad, el más antiguo de la ciudad como lugar de paso de la que fue la Vía Augusta romana, nos adentramos por la calle del Salvador y salvamos a la izquierda la inmediata de En LLopis, nos encontraremos de seguido, igualmente a la izquierda, con la de Viciana.
La conveniencia de introducirnos en ella por la simple curiosidad de ver lo que allí pueda esconderse, nos llevará a la sorpresa de ver a su mitad, la estampa octogonal de un pozo con cuatro escudos labrados en la piedra de sus paredes, a los que el cortinaje de una hiedra que nace de su interior y cayendo sobre ellos, al tiempo que los cubre y engalana, no es óbice a la vista del viandante aficionado a la heráldica en su curiosidad por los blasones cuyo anuncio fijan la razón de sus linajes, en este caso perpetuados en la plazoleta o ”azucat” de tan bello rincón.
Como remate a tan original pozo y por encima de un lustroso arbusto que nace de su interior, prima una artística cruz de hierro sujeta por dos lanzas verticales en un conjunto forjado a merced de la envoltura vegetal que embellece a tan singular brocal, a cuyo alrededor y de unos macetones también de hierro, nacen unos ficus enanos que complementan y dan alegría a tan pintoresca plazoleta.
Plazoleta que muestra en sus tres lados -porque el cuarto está abierto a un solar vallado por un muro que hace de lienzo útil al graffiti urbano y que a la postre hace posible observar la cúpula de la iglesia del antiguo seminario de la calle Trinitarios, actual Facultad de Teología- toda una suerte de pequeños balcones de hierro, así como de ventanales enrejados en los que abundantes maceteros envuelven sus barrotes pincelando el rincón. Rincón con su vieja casona del siglo XVIII, restaurada, y que sirve en la actualidad como sede de un centro privado: la Escuela Superior de Arte y Tecnología; plazoleta que como toda que se precie, no le falta su banca de piedra donde descansar contemplándola.
La de Viciana tiene el toque artesanal de un taller de marcos y molduras con sello de antigüedad, en el que su dueña, Ana Medrano, labora con mimo su obra desde hace más de veinte años. Una artística y saliente banderola de hierro sujeta a un ángulo fijo a la pared, llama la atención desde el inicio de la calle, anunciando su nombre merced, igualmente, un mosaico cerámico en su fachada.
Es parte de la calle la fachada lateral del elegante Palacio que fuera lugar de residencia del Barón de Cárcer, el que fue Alcalde de Valencia, cuya portada principal da a la calle del Salvador. Lucen en los bajos de sus muchos balcones de hierro el bello mosaico valenciano, a lo que se une la singularidad que desde un extremo de la plazoleta muestra al paseante la presencia de un mirador situado en todo lo alto, pero que aunque está algo escondido, deja un retazo de su existencia.
Calle en homenaje al firme historiador del siglo XVI, Rafael Martín de Viciana, especializado en sus crónicas tanto de la ciudad de Valencia como de su Reino, autor de una de las obras mejor documentadas de la historiografía valenciana, culminada en la época de las Germanías de la que fue testigo.
Rincón pues pequeño, pero de grata visita a quienes fascinados por nuestro centro histórico buscan lo desconocido, por lo que os recomiendo su visita al igual que a la Calle del Salvador, sin duda una de las más antiguas de nuestra ciudad.
12 comentarios:
Éste es uno de esos recobecos por los que vale la pena perderse por la ciudad. Gracias por retratarlo tan acertadamente! Un saludo!
Y muchas gracias por tu comentario.
Un abrazo amigo.
Preciosas las fotos.
He estado en dos ocasiones en Valencia, me encantan los rinconcitos que muestras en tu blog.
Saludos desde el concurso de 20 minutos y mucha suerte.
El diván digital
Muchas gracias por mostrar rincones como este. Yo soy un valenciano que por motivo de estudios abandonó su ciudad hace ya 4 años y ahora se da cuenta de que la desconoce por completo. Gracias por ayudarme a conocerla un poco más.
Y enhorabuena por el blog!
Carlos, gracias a tí por visitar este "rincón".
Un saludo
julio, gracias por tu blog. Ahora recorreré las mismas calles conociendo toda su historia, eso es disfrutar. Gracias
Hoy he pasado y la he conocido gracias a tu blog,es un rinconcito muy pintoresco,
Carmen, efectivamente es un rincón muy cálido y singular.
Me alegro que te haya gustado.
Saludos
Sr. Julio Cob. Es de admirar su pasión por buscar y dar con esos rincones de nuestra ciudad tan dignos de ser conocidos. Pero quiero hacerle una sencilla rectificación: Usted dice que tras el pozo de la calle Viciana podemos observar la cúpula de la Iglesia del Salvador y no es así, pues la cúpula que se ve pertenece a la capilla de la Facultad de Teología anexa a la iglesia. Le invito a que se acerque, entre en el edificio de la facultad y, al tiempo que admirará su desconocido claustro, podrá ver esa cúpula de que hablamos. Un saludo.
Rafael Escrig.
Sr. Escrig, muchas gracias por su comentario que me lleva a rectificar el dato.
Le quedo muy agradecido.
Un saludo
De que año es este pozo? Gracias
Olle Julio eres muy bueno!!!
Me gusta callejear y coincido mucho con tus gustos !!!
Mi casa es de la época que se construyo el Mercado Colón. Vivo muy cerca.
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