viernes, 27 de mayo de 2011

LA PLAZA DE CRESPINS

26 - La Plaza de Crespins

Las plazas recoletas tienen en si mismas el encanto que les otorga su propia limitación, sobre todo, cuando pese a ello, albergan la presencia de bellos y decimonónicos edificios que fueron sedes y refugios de personajes que de su contribución se sirve el curioso caminante para un mejor conocimiento de nuestro histórico pasado.

Desde la calle Samaniego, el gran fabulista de la lengua castellana, o desde la de Cruilles, el gran investigador del XIX de la Valencia antigua, se puede acceder a la Plaza de Crespins, nuestro rincón, así como desde la de la Hierba, o la del Historiador Roque Chabas, así nominada por ser en la plaza de nuestro rincón donde tan insigne personaje tenia su residencia, en el corazón de la ciudad y a la que le dedicó gran parte de su obra.

Plaza tranquila y peatonal en la que no falta un banco de piedra al que llegan sonoras las campanadas desde lo alto del “Micalet” en los instantes que corresponden, mientras el caminante contempla su entorno.

Sentado en la banca contrastan en la plaza sus tres fachadas del XIX adornadas con pequeños balcones de forja de los que llama la atención el que en dos de sus edificios separados por la calle de la Hierba hayan salido de las manos de un artesano de la misma fundición, dado su idéntico acabado. En el que da a la citada calle con el número 1, el milenario Tribunal de las Aguas y en su primera planta, alberga su despacho y archivo.

Destacan en la plaza los dos edificios que dan el mayor encanto al rincón: el de la actual sede del Colegio Territorial de Administradores de Fincas que perteneció al investigador de nuestra ciudad el Marqués de Cruilles, y que forma ángulo con el que fuera residencia del “Sabio historiador regional Canónigo Archivero de la Metropolitana Dr. D. Roque Chabás”, según una artesanal placa junto a una ventana enrejada que el Ayuntamiento de Valencia colocó en 1917 “para su honrosa memoria”. Noble casona en donde se reunían lo más granado de nuestros historiadores, como lo fueron Martínez Aloy, Rodrigo Pertegás, Teodoro Llorente y José Sanchis Sivera, entre otros.

Les decía que contrastan porque a mi espalda sentado en el banco y configurando la plaza, la ocupan edificios de nueva planta al servicio de la Generalitat Valenciana para sus despachos administrativos.

El nombre de nuestro rincón que persiste desde el siglo XVI, se le debe a la noble familia de los Crespí de Valldaura (cuyos orígenes se remontan a cuando acompañaron a Jaime I en la Reconquista de Valencia) la que tuviera su residencia en la esquina de la calle del Mar con la Glorieta, en el mismo lugar que hoy ocupa la sede del Centro Cultural de Bancaja, y que con anterioridad residían en la actual plaza de su nombre.

Desde la cercana Plaza de la Virgen, bien vale la pena adentrarse a través de sus callejuelas en la busca de nuestro rincón donde gozar de su tranquila estancia, insonorizado al bullicio, pero en hilo directo con los más entusiastas divulgadores de la historia de nuestra ciudad.