lunes, 27 de junio de 2011

EL RINCÓN DEL OLMO

19 - El Rincon del olmo
Nada mejor para la Valencia de esplendor: la del Cap i Casal del Regne del siglo XV, que la edificación de las grandes obras dada la importancia que tuvo la ciudad, por lo que sus próceres tomaron la decisión de procurar auténticas joyas arquitectónicas recurriendo al concurso de los más famosos “pedrapiquers” de la época.
Aquellos, quienes a golpes del martillo sobre el cincel, trabajando las piedras de sillería de nuestras cercanas canteras, fueron capaces de levantar grandes monumentos que al llegar hasta nuestros días se han convertido en lugares emblemáticos visitados a diario por quienes interesados por nuestra ciudad lo hacen cada vez en mayor número.
Es el caso de las “Torres de Quart” y de Serranos o nuestro “Micalet”, así como tantas otras obras que sólo el citarlas nos apartarían de nuestro objetivo, que no es otro que mostrar el encanto de un pequeño y escondido a la que vez que singular rincón, tanto en cuanto que sobre el enlosado del suelo quedan identificados los signos que acreditaban a aquellos “pedrapiquers”; en este caso los artífices del más bello monumento representativo del gótico valenciano: el de La Lonja de la Seda a pocos pasos situado.
Nuestro rincón, “El del olmo”, lo cubre una espesa arboleda que le da paz y sombra y en el que no faltan dos bancas de piedra. Satisface la curiosidad del caminante al estar formado por la confluencia de callejuelas tan entrañables como la de L'Estamenyeria Vella, la de L'Om, la de Tundidores, la de Generoso Hernández (en recuerdo de un maestro de escuela en la zona) y la de En Pina, que con su parra a la entrada aún conserva su adoquinado -en su particular caso de rodeno- uno de los últimos vestigios de cómo eran las calles empedradas de la ciudad mediados el pasado siglo.
Al igual que los pequeños y humildes balcones de hierro y que precisamente por ello dejan en nuestro rincón el sabor de la sencillez junto al encanto del olmo que lo personaliza.
Cuando empieza el anochecer, cuatro farolas se iluminan y enmarcan a nuestro rincón que se va convirtiendo en lugar de encuentro y reunión, bohemio y alegre, escondiendo en el enlosado los signos que identificaban a aquellos “pedrapiquers” que con su maestría dejaron para la posteridad la solidez de sus obras.
Nuestro rincón “reúne el arte del siglo XXI en un espacio del XII”, como muy acertadamente dice Inmaculada Ramón, la propietaria de un establecimiento de suvenirs a la sombra del viejo olmo que cubre el rincón mezclada entre trinos alegres ante la planta baja de "Idees i Regals": tienda que con sus “originals” creaciones se ofrece al viajero, al tiempo que en su gentileza me invita a visitar un pozo árabe del siglo XII situado en el sótano, convertido con exquisito gusto en una pequeña galería donde expone lo mejor de su obra.
Su perra Canela, su fiel compañera que un día apareció famélica con su anterior dueño, pero que al morir éste, regresó por el recuerdo de haber recibido un plato de comida; lo que le quedó grabado en su mente y en la actualidad se encuentra plácida en el umbral de la puerta junto a su nueva ama.
El “Rincón del olmo” reúne el encanto de ser el centro de un dédalo de callejuelas estrechas muy próximo al núcleo histórico de nuestra ciudad, por lo que invita en el atardecer a disfrutar de su estancia bajo el frescor de su arboleda y sobre el recuerdo de aquellos maestros de la piedra que con sus manos supieron cincelar testificando el esplendor de nuestra historia.
Sus signos de identidad en el enlosado despiertan la curiosidad del interesado caminante a cuyo hallazgo invita tan pintoresco rincón y que a su visita os recomiendo.