jueves, 28 de octubre de 2010

LA PLAZA MARGARITA VALLDAURA

31 - La Plaza Margarita valldaura 
Si hay bellos rincones merced a su singular aspecto que bien pudiera ser el de una fuente cuyo murmullo destaca en el silencio; el de una casa palaciega que lo ennoblece; la forja de sus balcones que lo decoran o el de un árbol a cuya sombra una banca invita al descanso, existen otros que su mayor encanto reside en la invitación al recuerdo de personajes de gran fama por su relación con el lugar, aquel en el que viviera quien dedicara sus días al logro de un mundo mejor, fiel a sus principios y convencido de su necesidad.

Es el caso de Luis Vives, que de familia judía conversa pero leal a su religión y para su mayor estudio y protección, aconsejado por sus padres que mortalmente sufrirían más tarde los rigores de la Inquisición, abandonó España hacia las mejores universidades europeas, pero sin olvidar su ciudad; al igual que su retícula urbana asilada a fuego en su corazón, como lo demuestra en un genial dialogo enriquecido con la sensibilidad de su añoranza.

Desde la distancia, cuenta en su libro que callejeando por la ciudad del quinientos, tres amigos, Centelles, Borja y Cavanilles, evocan su añoranza por las callejuelas cuyo recuerdo mantienen con pulcra exactitud, tal y como se refleja en los diálogos de las páginas de “Las Leyes del juego”, una de las obras literarias del humanista valenciano.

Así pues, iniciando su callejeo en la judería y a invitación de Cavanilles de pasear por la Plaza de la Higuera y junto a Santa Tecla, responde Centelles, que no, que él prefiere hacerlo por la Calle de la Taberna del Gallo por la que llegarán hasta la plaza donde nació su amigo Vives, aprovechando la ocasión para visitar a sus hermanas.

La Plaza de Margarita de Valldaura, en homenaje a la que fuera esposa de Luis Vives (igualmente de familia judía con la que se casó en Brujas) es un rincón para el recuerdo de nuestro gran erudito que junto al recurso del dialogo en su copiosa obra literaria dedicada a la enseñanza, y en colaboración con su amigo Erasmo, fue también partícipe de una intensa y fecunda labor epistolar, contribuyendo ambos a la unidad europea en los momentos históricos de mayor peligro de su desmembración.

Es pues éste un “rincón” que nos sitúa en el lugar de nacimiento del humanista: una casona de la misma plaza, recientemente restaurada, que llega hasta la esquina de la Calle de Cardona. Casona que fue ocupada durante muchos años por el Colegio Cisneros, quizá llamada a ello por el ser lugar en el que vino al mundo quien impregnó en su vida los deseos por la enseñanza.

El paseante interesado accede a nuestro “rincón” desde la Calle de la Paz por la de Luis Vives; desde la de San Vicente por la de San Martín y desde la del Marqués de Dos Aguas por la de Vidal; toda una exigua retícula urbana en torno a una pequeña plaza que acerca al viandante el recuerdo del literato valenciano que alcanzara gran prestigio en Europa sin retornar a su ciudad, pero sin olvidar sus raíces, como lo demuestra que desde la distancia y en sus diálogos, callejeaba resuelto por el centro histórico de la ciudad en ruta hacia el mercado, cuyos aromas y colores -como si con él permanecieran en la ciudad de Brujas donde fijó su residencia hasta su muerte- dejó patente en sus escritos.

Detenerse un pequeño instante en semejante rincón en el que un ciprés y cuatro naranjos lo relajan, en el que no falta una banca de piedra donde sentarse ante la que fue casa en la que Luis Vives iniciara sus primeros “gateos”, da ocasión a rememorar a uno de los personajes de mayor prestigio en el viejo continente conocido entonces como la Cristiandad, y que junto a Erasmo, contribuyó a que fuera reconocido como Europa y con la racionalidad de su origen gravitado en los principios cristianos.

Plaza peatonal y tranquila, en donde se aloja un hueco de nuestra historia en torno al que fue barrio de la judería del que apenas quedan vestigios, por lo que en su permanencia adquiere suficiente distinción y hace que nos acerque, siquiera sea un instante, al gran humanista valenciano para cuya memoria bien vale una visita a tan céntrico rincón.