sábado, 27 de febrero de 2010

LA PLAZA DE CISNEROS

33 - la plaza cisneros rincon 
Plaza cuadrangular, coqueta y rincón tranquilo con reminiscencias palaciegas; peatonal y adornada con naranjos que ocultan y frenan por un lateral, merced a unos macetones de hierro en los que lucen pequeñas palmeras, el exiguo tráfico rodado que desde la Plaza de los Fueros se adentra hacia el corazón de la ciudad, por fortuna gota a gota.

Rincón de “azucats”, fruto de los antiguos palacios en su torno, antaño exentos, y en el que dos de estos siguen luciendo en todo su esplendor. Algunos ya derruidos, como la Casa de los Marqueses de Albaida que dio paso a un grupo de viviendas, así como una fachada de nueva planta tras una puerta de hierro acceso a un callejón, lugar de paso a lo que fue albergue de carruajes y caballerizas una vez vaciada en su interior la residencia del Palacio de los Montoliu. Y destaca el conjunto entre el aroma del azahar que relajará aún más la plaza cuando brote su flor.

La Plaza de Cisneros -con anterioridad conocida como de San Gil- que aunque en recuerdo desde 1877 de tan ilustre Cardenal ignora en la nomenclatura su condición de prelado, es un digno y antiquísimo rincón próximo al centro histórico de Valencia, y de escaso trasiego: lo que resulta de muy grata visita al paseante que recrea la mirada en las fachadas de su entorno.

Entre todas ellas rivaliza el barroco y lo académico de sus palacios con los aderezos de una bella manzana de viviendas en la que entre estucos vegetales o de cabezas de animales, destacan majestuosos unos miradores de hierro cubiertos de cristaleras sobre las rejas de sus bajos, y que en su armonía, pincelan el tono pastel de una fachada singular, gracias a su acusada personalidad que la hace ser diferente a cuantas abundan por las callejuelas cercanas.

El silencio de la plaza como estandarte de su tranquilidad es su peculiar emblema, sin menoscabo de sus balcones de hierro, unos sencillos y otros artesonados.

Y como recoleta plaza que lo es, un solo banco de piedra frente a la antigua Casa Palacio del Señor de Náquera, en la actualidad sede de Cáritas Diocesana, invita al grato reposo entre el silencio y bajo los naranjos que la pueblan, a través de cuyo ramaje se observan la bellas rejerías que decoran a nuestro rincón.

Igualmente destaca el antiguo Palacio de Cerveró de finales del setecientos, construido entonces sobre lo que había sido un edificio balneario de la época bajo medieval, en cuyo zócalo de piedra singularizan unas ventanas ovaladas y enrejadas que abastecen de luz al sótano de tan palaciega casa. Su portada barroca con el magnífico blasón de los Cerveró invita al paseante a su interior, sede del Instituto de Historia de la Medicina y de la Ciencia, lugar de exposiciones temporales donde la presencia de una amplia y lujosa escalera de bello pasamanos, subyuga a quién la admira.

Nada más grato en cualquier recorrido urbano que dar de lleno con la presencia de una plaza pequeña, tranquila y señorial; en definitiva, un pequeño rincón. Por lo que ir a su encuentro será la ocasión de admirarlo, bien sea vuestra marcha al Portal de Serranos, o en sentido contrario hacia la Catedral.