miércoles, 26 de agosto de 2009

LA PLAZA DE SANT BULT

48 - la Plaza Sant Bult

Este nuevo “rincón” gira en torno a una leyenda que da vida a una de “les festes de carrer” más antigua de Valencia, nacida en el interior de la Xerea, barrio musulmán en sus inicios y actualmente escondido en la ciudad, al igual que su historia desconocida por gran parte de quienes en ésta viven.

Brota la leyenda en el mismo año de la Reconquista cuando en sus arrabales extramuros en torno a lo que hoy es el Temple y después de un incendio, un albañil encontró una losa en el suelo. Al moverla, halló un pozo profundo al que se decidió bajar. Al observar su fondo, quedó fascinado por un resplandor al lado de un bulto y al destaparlo vio que en él se escondía la imagen de Jesús.

Ante “el Justicia” de Valencia, reclamó la propiedad su descubridor en beneficio de los vecinos del arrabal y que al serle otorgada, pasó a convertirse en el “Sant Bult de Jesús”: imagen venerada con mucha fe y cuya tradición llega a nuestros días tras siete siglos de historia con gran deleite vecinal.

En el barrio de la Xerea la fiesta tiene su epicentro en la recoleta plaza de Sant Bult: corazón de un barrio que pese a su situación de abandono y olvidada restauración que dificultan disfrutar del mismo, mantiene vivo el fervor a su imagen, al tiempo que realiza una intensa actividad, no sólo festiva sino también deportiva, así como docente y cultural. Actos todos que por el Patronato Hogar Escuela de Sant Bult son dirigidos con apasionada raigambre bajo la batuta de una Junta de Vecinos puramente popular creada para tales fines.

En una capilla de este Hogar Escuela, sito en la calle En Blanch, es donde se guarda la imagen del Santo Bulto: la que es paseada en procesión por todo el barrio en sus días de fiestas de principio de Junio, y que a lo largo del tiempo se fue trasladando la imagen entre diferentes Iglesias próximas a la plaza - como lo fueron la de San Juan del Hospital, la del Convento de Santo Domingo y la Parroquia de San Esteban- para su culto litúrgico. Hasta que, finalmente, es la Parroquia de Santo Tomás Apóstol y San Felipe de Neri la que recoge anualmente la imagen para ésta celebración. Con anterioridad a la existencia del Hogar Escuela se guardaba el “Santo Patrón” en los domicilios de sus fervientes devotos, quienes iban turnándose en ello. En la actualidad y por restauración del Patronato Hogar Escuela, se guarda provisionalmente la imagen en la Parroquia de la Plaza de San Vicente Ferrer antes mencionada.

Barrio de la Xerea escondido en la ciudad, queda limitado por un triángulo cuyos lados lo forman las calles del Gobernador Viejo, la del Conde de Montornes, la espalda de la Plaza de Tetuán y en el vértice de su ángulo más agudo, el Palacio del Temple.

Barrio de contrastes en el que se mezclan los solariegos palacios y palacetes que lo contornean, junto a las casas habitadas por gente sencilla, obrera y menestral de múltiples oficios y que en torno a la “plaza” vive. Destaca entre sus hijos de mayor fama el que fuera gran pianista José Iturbi, nacido en la calle de En Blanch y en cuyo recuerdo lleva su nombre la que desde el Temple muere en la “plaza”; plaza en la que se abre la calle de las Impertinencias, “azucat” que luce este nombre de origen desconocido y en el que no existe ningún portal.

Barrio de San Bult de diversos “azucats” (callejones sin salida), es el lugar de la ciudad en el que en mayor número se concentran, debido a que por su origen musulmán fue barrio de callejuelas sinuosas y apretadas y que debido a sus muchas transformaciones en el tiempo, han ido quedando los flecos de esta originalidad. Al igual que los de sus escondidos patios interiores que antaño eran frondosos jardines de las solariegas casas y de los que aún quedan pequeñas muestras.

También se vive en el barrio con gran entusiasmo la fiesta josefina gracias a una comisión fallera, que, renovándose en el tiempo, ha mantenido vivo el sentir por las fallas desde 1875, lo que da fe de la gran atención que prestan sus vecinos al cumplimiento de una de las tradiciones más arraigada en la ciudad. Y todo, pese a la dificultosa situación que atraviesan al ver cómo se reduce el número de familias, y el abandono en que se encuentra el popular barrio de la Xerea.

Visitar la Plaza de Sant Bult, especialmente en los días de su “festa de carrer” del mes de Junio en fervor al Santo, o en los de las Fallas de Marzo, resulta de un placer especial, pues éste, sólo lo produce cuando desde lo más profundo brota la devoción al Patrón querido, o surge desde su carencia de medios la humilde contribución a una fiesta internacional.

Visitadlo en ésos días, como también durante el resto del año, cuando su esencia se concentra en torno a la recoleta Plaza de Sant Bult escondida tras la monumental de Tetuán, al tiempo que el fervor popular se esparce por sus vecinos.