sábado, 11 de agosto de 2007

RINCONADA FEDERICO GARCÍA SANCHIZ

56 - la rinconada garcia sanchis La Rinconada de Federico García Sanchiz es, por excelencia, uno de los más bellos rincones de nuestra retícula urbana. Quizá porque tenga nombre de mujer, pero lo cierto es, que da nombre y recuerdo a nuestro mejor charlista valenciano de quien nos queda el verbo “españolear”, que tanto llevó en su alma. Aquel sentimiento que esparció en sus charlas por tierras hispanoamericanas, en las que alcanzó gran fama.

Destaca en la Rinconada de todo el resto, el emblemático Palacio del Marqués de Dos Aguas. Su aspecto actual nace a principios del siglo XVIII, cuando se restauró una antigua casona nobiliaria de los Rabassa y Perellós, originarios del Marquesado. El Palacio, en la actualidad, da cobijo al Museo Nacional de Cerámica y Artes Suntuarias González Martí, único en su género, constantemente visitado no sólo por su interés educativo, sino también por su belleza arquitectónica, tanto la de su interior en sus diversas plantas, como la existente en su fachada principal.

La entrada es barroca, de alabastro amarillento que nos trae el recuerdo del barro mezclado en las aguas de sus dos ríos, cuando bajan torrenciales tras las fuertes lluvias del otoño. Desde sus dos cantaras a pie de la puerta se desprenden generosas las aguas del Turia y del Júcar, ríos y emblemas que identifican y dan nombre al Marquesado de Dos Aguas. Sobre ambas cantaras, seres pensantes o idolatrados ¡Quién sabe!

Están desnudos de vergüenzas, pero de partes cubiertas porque se saben observados por quienes por allí pasan. Las caracolas abiertas, los felinos amansados y los reptiles secos que fenecen en la aguas de los dos ríos, son los ornamentos barrocos de una puerta de entrada hacia la historia. En su dintel, un escudo heráldico de los Rabassa y Perellós bajo la hornacina giratoria de la Virgen del Rosario construida con tal fin para verla desde el interior, soportada al mismo tiempo por ángeles inocentes entre haces luminosos sustentados por mujeres fortalecidas por su fe.

Arte, fe y mitología se funden en las aguas revueltas de cualquier ensoñación, en los ojos que presencian la majestuosidad de todo el entorno.

Los ventanales regios con figuras desnudas en sus dinteles y sus sirenas desgarradas, se enmarcan bajo cinco águilas imperiales a pie de las dos torres laterales, adornadas con seres mitológicos que se enfrentan entre sí, en lucha abierta, pero hermanados, al igual que los dos ríos de la entrada a uno de los más bellos palacios de nuestra ciudad.

La modernidad en su entorno hace acto de presencia y Loewe, ante tan esplendida fachada, ocupa su palco principal. Como el Hotel Ingles, antiguo pero moderno, en uno de los mejores emplazamientos del centro de la ciudad.

Da a la Rinconada la calle Cardona, muy estrecha y nada transitada, en la que existen fuertes creencias de que en ella viviera el gran humanista Luís Vives antes de su marcha a la ciudad de Brujas de la que nunca regresó.

Y la Valencia lúdica y bohemia también está presente en su mejor cuartel del Café Madrid, cuya decoración nos traslada a mitad del siglo XX. Lugar de entrañables recuerdos donde tomar un buen café, o degustar en su mejor sitio “El manantial que pronto inundó el mundo con el Agua de Valencia plena de luz de las playas de Sorolla”; que resulta ser el lugar donde se inventó tan genuina bebida para alcanzar alegre diversión, según reza en un ventanal cara a la Rinconada.

Solariego espacio para visitar cualquier día del año. Ignorarlo, es querer no saber todo lo que a su rededor se esconde. Pero siempre estaremos a tiempo.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

¡Hala! Qué maravilla de fotos!. Me encanta la fachada que sobresale desde el cemento del suelo, es realmente fantástica. Una obra de arte!

Besos!
Anika

Ana Muela Sopeña dijo...

Preciosas fotos. Este blog es muy bonito también, Julio.

Es un placer recorrerlo.

Un abrazo
Ana