sábado, 26 de mayo de 2007

EL CARDO Y EL DECUMANO


Puede que no sea el más bello rincón de mi ciudad, pero seguro que es el más antiguo: su Km. 0. Es el lugar que allá por el 138 a.C., los romanos, a la vista del mejor sitio que pudieron encontrar, junto a un ancho río cercano al mar y por el que cruzaba la vía Heraclea, la que venía del sur en dirección a Roma, decidieron fundar mi ciudad. En el cruce del cardo y el decumano los romanos proyectaban sus ciudades, y en función de aquellos, crecían dotándolas de los más emblemáticos edificios en recuerdo de los existentes en la capital del Imperio para goce y disfrute de los ciudadanos romanos, aunque no para sus esclavos.

Después de más de veinte años de una lenta pero afortunada restauración, bajo la Plaza de la Almoina, podemos ver e imaginar, y también disfrutar, cómo era la Valentia romana.

En un plácido paseo a través de los restos arqueológicos de las termas y tumbas selladas, del hórreo, granero de la ciudad, del ninfeo, su gran fuente abastecedora, se llega hasta el pórtico del gran foro, que sin estar en su totalidad, lo estás viendo. Las modernas tecnologías se casan con las ruinas, y gracias a esta unión, imaginas cómo fue mi ciudad en aquellos sus primeros años. Y merced a ellas, observas la proyección de la ciudad que crece y se extiende por la línea del decumano rumbo a su oeste, y “ves” cómo era el circo romano situado en la perpendicular hacia la actual Plaza del Temple, vía a la ciudad imperial.

Como dato curioso y dando un gran salto en el tiempo, es de resaltar que cuando en el siglo XIV la peste negra causó la muerte por los territorios que después se llamarían Europa, en ese momento la Cristiandad, llegando su plaga hasta nuestra ciudad, fue de necesidad desprenderse de todos los enseres infectos. Para tal fin, se fueron arrojando a un gran pozo, cuyo emplazamiento podemos observar durante el tranquilo recorrido junto el testimonio de antiguas piezas cerámicas.

Allí, en tal bello rincón, “ves” la plaza pública y todo lo que a su rededor se representaba: los edificios más importantes que albergaban al senado donde se reunía la curia romana, los trazos de su basílica, lugar de comercio y justicia, o el sitio donde fue martirizado San Vicente Mártir, cercano a la capilla visigótica, así como también al alcázar musulmán con sus restos de alberca y patio islámico. Lugares todos que nos hablan de su pasado histórico sitos en un mismo emplazamiento convertido hoy en un bello rincón.

Les recomiendo verlo, porque el embrujo que allí se encierra seguro que les apasionará.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Oye Luis, yo esta zona no la conozco O_O

He visto otras fotos que sí reconozco. ¿Sabes qué? Ya puestos a encontrar bonita e interesante arquitectura, si tienes ocasión, en la misma capital hay unas cuantas fincas de estilo gótico con gárgolas ¡Sácale unas fotos a esas gárgolas! Son geniales.

Besos.
ANIKA

Anónimo dijo...

julio, JULIO ¡¡¡¡JULIO!!!! PERDONA!!!!!

Como siempre a mil por hora y dando buena cuenta de mis lapsus!!!

Un beso.
Anika